Los misterios eran un asunto cotidiano para el jefe inspector Wexford,
pero aun a él le parecía extraordinario que un policía inglés caminara
por la Gran Muralla, llegara a pisar el bote de piedra del Palacio de
Verano, y tocara las columnas escarlatas en el Templo del Cielo. El
gobierno chino deseaba ser aconsejado sobre la detección y prevención de
actos criminales, y Rex Wexford no era hombre que desperdiciara una
buena oportunidad. Y cuando la conferencia concluyó decidió tomarse dos
semanas de vacaciones y conocer un poco mejor el país. En esa semana se
encontró entre otra gente con el matrimonio Knighton. Por una curiosa
coincidencia, ya de vuelta en Londres, descubriría que el matrimonio
Knighton se verá envuelto en un crimen.
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