Nuevo auto de fe es una novela incómoda, irónica y aguda que se instala como una herida abierta en medio del conformismo literario. Gabriel García-Badell nos ofrece un texto provocador, cargado de crítica social y con un lenguaje que desafía tanto al lector como a las estructuras tradicionales de la narrativa.
El título no es gratuito: evoca el ritual inquisitorial del castigo público, pero en este caso, el fuego no es físico sino simbólico, dirigido a las hipocresías de una sociedad que castiga lo que no encaja. La historia —o más bien, el tejido de voces, símbolos y gestos que la componen— no se deja atrapar fácilmente. No estamos ante una trama lineal, sino ante un relato que respira desde la sátira, la alusión cultural y el lenguaje como espacio de rebelión.
García-Badell construye un universo donde lo grotesco y lo lúcido conviven, y donde cada escena parece operar en varios niveles: político, filosófico, literario. El humor, muchas veces oscuro, es una herramienta filosa que corta con elegancia, sin dejar de herir. Los personajes funcionan más como arquetipos o máscaras que como figuras realistas, y eso potencia el carácter alegórico de la obra.
Nuevo auto de fe no busca complacer, sino sacudir. Es un libro que exige ser leído con atención y con espíritu crítico, que plantea preguntas más que respuestas, y que deja la sensación de haber asistido a un juicio —uno en el que todos, de alguna manera, estamos implicados.
Una obra para lectores que valoran la literatura que incomoda, que se arriesga, que piensa. Porque a veces, prender fuego a las certezas es la única forma de ver con claridad.
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