Dublín al sur y otros relatos es una muestra precisa del talento de Isidoro Blaisten para transformar lo cotidiano en un espacio donde lo absurdo y lo entrañable conviven con naturalidad. En cada cuento, se respira esa mezcla única de ironía, ternura y desparpajo que lo distingue dentro de la narrativa argentina del siglo XX. Blaisten no necesita grandes escenarios: le basta una calle de barrio, una conversación de café o un recuerdo descompuesto por el tiempo para abrir la puerta a lo insospechado.
El título del libro ya es un guiño a su estilo: Dublín no queda al sur, y sin embargo ahí lo pone, con toda la tranquilidad del que sabe que la lógica se puede doblar si eso permite contar mejor una historia. Sus relatos son así: parecen simples, casi inofensivos, pero cargan una densidad emocional y filosófica que se desliza sin aviso. Hay humor, pero no superficial; hay nostalgia, pero no solemnidad.
Blaisten tiene un oído privilegiado para el lenguaje hablado, y eso se siente en los diálogos, que suenan vivos, argentinos, perfectamente modulados entre lo popular y lo literario. Sus personajes —hombres desencantados, mujeres que sueñan en voz baja, vecinos que se hunden en su propia rareza— están siempre al borde de una revelación que a veces llega, y a veces se esfuma.
El autor logra una proeza difícil: contar historias pequeñas sin que parezcan menores. Cada relato tiene el poder de quedarse resonando, como si en ese gesto mínimo, en esa frase al pasar, se escondiera algo mucho más grande. Dublín al sur es una obra para quienes disfrutan del detalle, del matiz, de esa mirada aguda que sabe que la literatura no siempre necesita gritar para decir verdades profundas.
Este libro confirma lo que muchos ya sabían: que Blaisten fue uno de los grandes cuentistas de su generación, y que su literatura, aparentemente ligera, tiene el peso preciso de lo inolvidable.
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