El Vaticano contra Dios es un libro que no pretende ser amable ni neutral. Es una obra que entra como una ráfaga incómoda en la conciencia del lector, desafiando no solo a la institución más poderosa del cristianismo, sino también a la idea misma de fe institucionalizada. Firmado por el colectivo Los Milenarios, el libro es una denuncia encendida, una investigación provocadora y, en muchos momentos, una afrenta directa al silencio cómplice de siglos.
Lejos de limitarse a criticar desde la superficie, el libro se sumerge en los pasillos más oscuros del poder eclesiástico: los escándalos de abuso, el uso político de la fe, la acumulación de riquezas, las alianzas con regímenes cuestionables y la sistemática represión de voces disidentes. Cada capítulo es un golpe, pero también una invitación a pensar: ¿cuándo el Vaticano dejó de servir a Dios para servir a sí mismo?
El tono es incisivo, a ratos irónico, y no oculta su postura combativa. Sin embargo, lo más potente del libro no es su rabia, sino su claridad. Está escrito con un lenguaje directo, sin ornamentos innecesarios, como si la urgencia de decir la verdad no permitiera distracciones literarias. A través de datos, documentos y testimonios, Los Milenarios construyen un relato tan perturbador como sólido, que obliga al lector a replantearse lo que creía incuestionable.
Este no es un libro para quienes buscan consuelo espiritual. Es para quienes no temen mirar detrás del velo de lo sagrado y reconocer que, en muchas ocasiones, lo divino ha sido manipulado para justificar lo inhumano. El Vaticano contra Dios no propone el fin de la fe, sino el despertar de una conciencia crítica frente a quienes dicen representarla. Un libro valiente, necesario, y sobre todo, incómodo en el mejor sentido posible.
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